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Hoy era el día
de final y comienzo. Hoy finalizaba una etapa
importante que era el Camino Catalán y comenzaba
el Camino Aragonés. Cierto es que llevábamos ya
unos cuantos días por tierras oscenses, pero el
Camino Aragonés es el que sale del Somport
y pasando por Canfranc va a dar
a Jaca y de aquí a Puente
la Reina de Jaca. Así que nosotros nos
uniríamos a él al final de la jornada. También
cambiábamos nosotros, pues Raúl
dejaba de acompañarnos, y se iba a los Pirineos
a hacer montaña, estos días habían sido una
preparación. Antes
hubo momentos y paisajes preciosos. A primera
hora salimos de Botaya con
dirección al Monasterio de San Juan de
la Peña, que son dos: el nuevo que
está en lo alto, y que vimos primero, y el
antiguo ,
que es el que está debajo de la peña que le da
el nombre. De bajada un panorama precioso, donde
se ve el cauce del río Aragón,
que seguiríamos más tarde hasta Sangüesa,
y desde donde se ve Santa Cruz de la
Serós, un
bonito pueblo de montaña con una iglesia no
menos preciosa. Allí paramos a comer algo de lo
que llevábamos en la mochila.
Más tarde nos
dirigimos a Santa Cilia de Jaca,
donde nos despediríamos de Raúl.
Para ir hasta allí hay que meterse otra vez en
el monte y salvar un pequeño promontorio y a la
bajada ya vimos Santa Cilia. Raúl
volvía a Huesca a recoger unas
cosas y después se iba a la zona del Monte
Perdido. Llevábamos juntos diez días
de aventuras y buenos ratos, y un poco de penita
si que daba el separarnos....Pero la vida
continúa y nuestro también, así que llegamos
al pueblo y continuamos unos kilómetros más
hasta llegar a Puente la Reina. Anita
estaba en un momento bajo de moral, pensaba que
no iba a poder con todo esto. Yo procuraba
animarla y decirla que si, que llegaríamos, y si
no al tiempo.
Al llegar nos
encontramos con un peregrino, Gaspar,
un ferroviario de Córdoba.
Había salido del Somport, y
quería hacer unos días del Camino, "hasta
Puente la Reina al menos". Según nos contó
iba con un chico de Barcelona que también
quería hacer el Camino, pero que no podía andar
a un ritmo medianamente rápido y que tuvo que
quedarse a mitad de etapa en un hostal, pues no
podía más. Qué difícil se hace caminar con
una persona con la que dificilmente sincronizas.
Al final los caminos han de separarse, no hay que
empeñarse en continuar a cualquier precio. Es
algo que se aprende en el Camino y en la Vida.
Puente la
Reina es un lugar donde hay un puente,
una farmacia y un par de hostales y restaurantes.
Dudo que haya pueblo, por tanto tampoco teníamos
mucho donde entretenernos, así que nos fuimos a
dar una vuelta, para no perder la costumbre de
andar, cenamos un poco y nos fuimos al cine... de
la sábana blanca, que al día siguiente el
Camino continuaba.
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